domingo, 6 de septiembre de 2009

Un secreto a la vista de todos

"Un acto es una sensación abandonada" Fernando Pessoa.
Me resistía a Campanella, por qué? porque "El hijo de la novia" me pareció muy trillada y previsible, y la abandoné a los quince minutos de estar mirándola; porque "Luna de Avellaneda" de sólo escuchar de qué se trataba la trama ya me resultaba conocida. Mi entusiasmo en ver su última película "El Secreto de sus Ojos" partió del hecho de haber visto cómo durante varios días, con mucho esfuerzo y muy buena organización, filmaban este film en el Palacio de Tribunales ,donde trabajo hace más de veinte años. Y fue así que me sorprendí de ver un largomentraje que me llegó a conmover desde muchos lugares: 1) el relato: un oficial primero de un juzgado criminal de instrucción quien enamorado de la Secretaria del juzgado y con la imposibilidad de expresar sus sentimientos, deja que su vida transcurra investigando primero, y escribiendo después, ya jubilado, la historia de un crimen pasional, un crimen en el que alguien logra expresarse -a diferencia de él mismo- matando al ser amado y en el que el viudo queda vacío al perder a su mujer; 2) la ambientación tan real por haber sido filmada en el mismo tribunales y en un juzgado de instrucción real; 3) los personajes: Ricardo Darín logra dar a su personaje -Benjamín Espósito- un toque realmente tribunalicio, si se me permite la palabra, ya que su personaje condice con la realidad de los tribunales de antes y de ahora: el tipo con principios, con calle, que sabe manejar situaciones límite aún cuando tiene miedo y que tiene coraje para enfrentar a un asesino . Eso sí, su propia vida personal carece de la acción que necesita para poder manifestar el amor que siente por Irene, muy bien interpretada por Soledad Villamil. Irene es inalcanzable para Benjamin, inalcanzable porque es de otro nivel social, porque es su jefa, porque está comprometida para casarse, porque él mismo la sitúa tan lejos de él que no puede alcanzarla, cuando realmente ella está más cerca de él de lo que él se da cuenta, y la verdad está en sus ojos. Y luego está Sandoval, muy bien interpretado por Guillermo Franchella, un personaje entrañable que me recuerda a varios que he conocido en Tribunales, y quien a pesar de tener su vida descontrolada por ser alcoholico, le es fiel y leal a su jefe y amigo hasta la muerte; no puedo decir lo mismo del personaje del viudo interpretado por Pablo Rago, quien según mi parecer, no llega a conmover cómo debiera, ya que su importancia en la película es mucha al ser su actitud frente a la muerte de su mujer la que funciona como detonante para que Benjamín se interese cada vez más en el caso. Así es como Benjamín se busca a sí mismo tanto en el asesino como en el viudo, busca ese amor que él no es capaz de expresar en acciones concretas, ese amor que sólo transmiten sus ojos y que tardará años en manifestarse, pero nosotros irónicamente no lo podremos ver. Este film está basado en una novela de alguien que trabajó en los tribunales, Eduardo Sacheri, y eso se nota, sólo un gran conocedor del ambiente podría haber descripto tan fielmente a la realidad esta historia que mezcla el género policial con el romántico. Sólo una crítica puedo hacerle a este film que logra cumplir el cometido de entretener y de dejar algo para pensar al salir del cine, y es que tal vez con ánimo de ser muy explícito, dedica demasiado tiempo a explicar la actitud final del viudo y su decisión respecto del asesino de su mujer. Finalmente no quiero olvidarme de reflexionar sobre lo que significó esta película para mi como espectadora: la historia de tantos amores imposibles, de tantas miradas que hablan, de tantas sensaciones que abrazan como fuego a quienes las tienen pero que cuestan concretarse en actos de amor, es conmovedora y llega profundo.....Quizás esto que decía Pessoa de que un acto es una sensación abandonada resuma lo que el film me dejó como reflexión, y son pocos aquellos que logran sembrar reflexiones en los espectadores...

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